jueves, 28 de abril de 2011

domingo 5 de agosto de 2007

Ir de subversivo en Santiago.


Le quería poner de título: Ser rebelde en Santiago, pero he buscado la palabra ‘rebelde’ en diccionario.com y no es exactamente lo que tengo en mente. Es que hay toda una idiosincrasia en esta ciudad; eso si, no pongo en duda que algunas características sean transversales a todas las capitales del resto del mundo; y que otras, sólo-sólo a la mayoría de ellas. Por otro lado, hay toda una naturaleza humana de querer diferenciarse a alguien, a alguienes, a los padres, a la moda, a la antimoda, a lo establecido: a los libros que debes leer para la escuela, a la ropa que debes usar para el trabajo, a la música que le gusta a tu padre y a tus hermanos mayores, a la moral de tus abuelos, al sentido del humor de tus compañeros de la media, etc.

En principio andar de subversivo en alguna área es cuasi instintivo, luego puede volverse argumental y de abundante criterio* o, por el contrario, la falta total de él: un modo facilón de tener una seudo-identidad, ‘¿lo hacen todos?, entonces yo no’.

Se me viene a la cabeza algunos modos de hacerte el exclusivo en esta ciudad. Algo que desean casi todos, diferenciarse y very much.

Como tener 16 años, cursar tercero medio, y que en medio de una parcial levantes la mano para avisarle al profesor que el de al lado mira tu prueba. Como trabajar en una oficina y jamás sacar una impresión para uso personal. Como arriesgarte en una reunión familiar a contar que puedes ponerte en el lugar de un pederasta. Como beber cuando estás solo y jamás cuando te juntas con el grupito de borrachines. Como tener una banda de música y tocar a la hora que dice el afiche. Como ir eligiendo a tus amigos con la atractiva condición de que piensen distinto a ti en casi todo, y que jamás sean condescendientes contigo. Como ser disciplinado. Como usar internet para algo más que emails, pornografía, juegos en red, diarios, MSN y algunos servidores de fotologs. Como ser pobre e irte del país por una razón distinta a la económica. Como ser patriota. Como sentir profunda compasión por los choferes de transporte público. Como tener dignidad laboral. Como exigir la boleta hasta en los almacenes más caseros. Como trabajar por tu comuna. Como ir por ahí diciendo que te gusta el cine y haber visto por lo menos la filmografía completa de Hitchcock. Como ir disfrutando caminar por el centro en días de semana. Como tener excelente ortografía. Como jamás quejarte del gobierno de turno. Como ser dueña de casa y saber arreglar los electrodomésticos, las cañerías, el calefón, las conexiones eléctricas, etc. Como ir de ‘okupa’ pero en plan ‘protagonista de Hierro 3’….

*: Entonces el hecho de ser subversivo es sólo una coincidencia, no es la finalidad ni el propósito. Estoy convencida que eso es ser verdaderamente un anarquista: pensar en serio y no tomarse tan en serio muy seguido. Por cierto, ¿alguien recuerda a un chico guapísimo que entrevistaron en la calle en medio de una marcha disque-alternativa el primero de mayo del año pasado en algún noticiario hablando de las ideas bakunianas que lo tenían convencido? Hasta le perdono todas las chorradas, qué exquisito que estaba, maldición.

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