lunes, 11 de noviembre de 2013

Un artista del trapecio

Muchas canciones suenan en el cuerpo ya conocidas,
pero eso no evita que sigan encendiendo.
Un equilibrio en todo es lo que entiendo,
un equilibrio entre lo conocido y lo desconocido,
entre planificar e improvisar,
en estar solo y acompañado,
en llorar, en ser dramático y en reírse de uno mismo,
en excederse y ser prudente,
entre callar y hablar,
en ganar y dejarte perder,
en fracasar y dar vuelta la página,
en sonreír y en poner la cara de Bruce Willis en Duro de matar.
En ser ruidoso y en estar en silencio.
en sangrar y ser pulcro.
Ser ácido y ser tierno,
ser duro y ser flexible,
en ser flojo y ser productivo.
En estar enfocado y estar disperso.
en tener las cosas claras y perderse,
en ser ordenado y ser caótico,
en ser todo emoción y ser racional,
hablar en serio y ser cínico,
en aceptar la estupidez propia y en perfeccionarse.
En lo masculino y en lo femenino,
en lo suave y en lo áspero,
en lo peludo y lo hipersuave,
Un equilibrio frente a los problemas,
en dimensionar las situaciones y los defectos,
a las personas y los problemas.
En lo dulce y lo agrio.
Un equilibrio entre malas experiencias y buenas.
Un equilibrio entre luz y sombras.
En teoría y experiencia.
En la carne y el espíritu,
en competencia y colaboración,
en lo humanista y lo matemático,
lo científico y lo que no se puede demostrar,
Un equilibrio de egoísmo y generosidad,
un equilibrio entre pasar hambre y comer.
Un equilibrio entre torpeza y precisión,
Entre la niebla y la lucidez.
Hay canciones conocidas que aún despiertan el espíritu,
aún hay ideas que no miras en menos por tener asimiladas.
Un equilibrio es lo que quiero.
Un equilibrio es...