lunes, 16 de diciembre de 2013

Creo que yo me tengo que convertir en ese hombre (escrito el 20 de Junio del 2013)

Mi fantasía desde hace unos 9 años, van pasando los años y va adquiriendo más sentido: un hombre que vive solo en un ático pequeño y viejo, un sólo espacio pero amplio, con acceso a una azotea donde se encuentra un jardín botánico de unos 4X8 metros cuadrados. En su estantería muchos libros de plantas y de historia. No lee novelas, no le interesa la música del siglo XX, sólo va a la filmoteca a ver pelis viejas con preferencia por las mudas. No toca ningún instrumento, no juega ningún deporte, aunque le encanta nadar por horas, va a escuchar sinfónicas y cuartetos frecuentemente, le gusta mucho el barroco y tiene su tocadiscos y sus vinilos. No tiene padres ni parientes y es estéril. No necesita compartir su vida doméstica pero sus puertas están siempre abiertas para sus amigos, tiene muchas amigas. Es cálido, generoso y una persona muy curiosa, sale solo todo el tiempo y sabe encontrar una forma de ganar dinero trabajando desde casa no muchas horas a la semana, le encanta conversar, le encanta sonreír a cualquiera, tiene una intuición muy buena con las personas y las situaciones y sabe cómo evitarse problemas y evitárselos a los demás. No se siente superior a nadie, por tanto tampoco se siente inferior a nadie. No le gustan las peleas, por tanto es un buen manipulador pero un manipulador para evitar gritos y las palabras hirientes, intenta encontrar una forma de ser muy franco sin que eso resulte apartar a la gente de su lado. Tiene un gran carácter. Sus amantes, hombres y mujeres siempre terminan convirtiéndose en sus amigos. Le gusta la medicina, la alquimia. Viaja solo, va a todos lados solo pero siempre termina hablando con alguien. Conoce a sus vecinos, sabe sus nombres. Le interesa la política y mucho más relacionándola con la historia. Un hombre atemporal, que no necesita atrapar a nadie, que no necesita apoderarse de nadie. La gente va y viene. Cuida su alimentación. No desea controlar a nadie. Desde pequeño se dió cuenta que el orgullo y la vanidad sólo atrofian las capacidades intelectuales y emocionales. Mi fantasía es poder visitar a este hombre al menos una vez por estación y poder seguir con mi vida llevándome conmigo el tiempo que hayamos pasado juntos.

lunes, 11 de noviembre de 2013

Un artista del trapecio

Muchas canciones suenan en el cuerpo ya conocidas,
pero eso no evita que sigan encendiendo.
Un equilibrio en todo es lo que entiendo,
un equilibrio entre lo conocido y lo desconocido,
entre planificar e improvisar,
en estar solo y acompañado,
en llorar, en ser dramático y en reírse de uno mismo,
en excederse y ser prudente,
entre callar y hablar,
en ganar y dejarte perder,
en fracasar y dar vuelta la página,
en sonreír y en poner la cara de Bruce Willis en Duro de matar.
En ser ruidoso y en estar en silencio.
en sangrar y ser pulcro.
Ser ácido y ser tierno,
ser duro y ser flexible,
en ser flojo y ser productivo.
En estar enfocado y estar disperso.
en tener las cosas claras y perderse,
en ser ordenado y ser caótico,
en ser todo emoción y ser racional,
hablar en serio y ser cínico,
en aceptar la estupidez propia y en perfeccionarse.
En lo masculino y en lo femenino,
en lo suave y en lo áspero,
en lo peludo y lo hipersuave,
Un equilibrio frente a los problemas,
en dimensionar las situaciones y los defectos,
a las personas y los problemas.
En lo dulce y lo agrio.
Un equilibrio entre malas experiencias y buenas.
Un equilibrio entre luz y sombras.
En teoría y experiencia.
En la carne y el espíritu,
en competencia y colaboración,
en lo humanista y lo matemático,
lo científico y lo que no se puede demostrar,
Un equilibrio de egoísmo y generosidad,
un equilibrio entre pasar hambre y comer.
Un equilibrio entre torpeza y precisión,
Entre la niebla y la lucidez.
Hay canciones conocidas que aún despiertan el espíritu,
aún hay ideas que no miras en menos por tener asimiladas.
Un equilibrio es lo que quiero.
Un equilibrio es...